Paisajes americanos en pintura y fotografía: colección de diez obras maestras

Paisajes americanos en pintura y fotografía: colección de diez obras maestras

Olimpia Gaia Martinelli | 27 ago 2024 12 minutos de lectura 0 comentarios
 

Un viaje imaginario a través de los bellos paisajes de Estados Unidos, inmortalizados por algunos de los pintores y fotógrafos más emblemáticos del "Nuevo Mundo"...

Mientras algunos de ustedes están en casa, en el calorcito de la calle, tristes por no poder ir de vacaciones de verano, o acostados en la cama soñando con Estados Unidos, imagínense que llamo a su puerta, los saco a rastras de su casa y los tomo de la mano. De hecho, mi historia los llevará a un viaje imaginario a través de los maravillosos paisajes de los Estados Unidos, capturados por algunos de los pintores y fotógrafos más emblemáticos del "Nuevo Mundo". ¿Quiénes serán estos compañeros de viaje y por qué los elegí?

Bueno, la mayoría de los artistas mencionados formaron parte de movimientos importantes en el arte y la fotografía del paisaje estadounidense, que tuvieron un impacto sustancial en la representación de la naturaleza. Solo para darles un adelanto de algunos de ellos: Thomas Cole , fundador de la Escuela del Río Hudson, inició un movimiento que celebraba la belleza salvaje e intacta de Estados Unidos. Jasper Francis Cropsey , también miembro de la Escuela del Río Hudson junto con Asher Brown Durand , era conocido por sus paisajes estacionales, particularmente los de otoño, que representaban la naturaleza en todo su esplendor.

Albert Bierstadt, por su parte, amplió los límites del movimiento con sus grandes representaciones del Oeste americano, mientras que Frederic Edwin Church , alumno de Cole, añadió una dimensión científica y aventurera a sus obras, inspirada en los viajes y estudios de Alexander von Humboldt.

En el ámbito de la fotografía, Carleton Watkins fue un pionero en capturar la belleza de Yosemite, mientras que Ansel Adams es famoso por sus fotografías en blanco y negro que retratan la majestuosidad de Yosemite y otros parques nacionales.

Estamos listos para nuestro viaje, una aventura a través de diez extraordinarias obras de arte que nos transportarán a Estados Unidos. Imagine ser parte de un recorrido organizado donde cada artista que conozcamos será nuestro guía personal, revelándonos la belleza y majestuosidad de su país a través de sus ojos y creaciones.

Thomas Cole, The Oxbow, 1836. Óleo sobre lienzo. MOMA, Nueva York.

Primera parada: Thomas Cole y "The Oxbow" (vista desde el monte Holyoke, Northampton, Massachusetts, después de una tormenta eléctrica) (1836)

Al iniciar nuestro viaje, nuestro primer compañero de viaje es Thomas Cole, el fundador de la Escuela del Río Hudson. Con su cuadro de 1836, nos presenta un romántico panorama del valle del río Connecticut, que simboliza la tensión entre la naturaleza y la civilización inmediatamente después de una tormenta.

¿Por qué plasmar semejante sentimiento? Entre 1833 y 1836, Thomas Cole se dedicó intensamente a crear su serie de pinturas titulada "El curso del imperio", encargada por el mecenas neoyorquino Luman Reed. El intenso trabajo y la soledad que implicaba este proyecto hicieron que Cole se sintiera solo y deprimido. Al notar la angustia de Cole, Reed le sugirió que se tomara un descanso y creara una pieza diferente para la exposición anual de la Academia Nacional de Diseño en abril de 1836. Cole estuvo de acuerdo y decidió pintar una vista desde el Monte Holyoke, una zona que ya había esbozado y que le pareció especialmente inspiradora.

Al describir la obra maestra, "The Oxbow" presenta un poderoso contraste entre la naturaleza salvaje y la tierra cultivada. El lado izquierdo de la pintura muestra un terreno oscuro y asolado por la tormenta con troncos de árboles rotos y acantilados escarpados bajo nubes amenazantes. En marcado contraste, el lado derecho representa un paisaje sereno e iluminado por el sol con campos cultivados, resaltando el tranquilo río Connecticut que serpentea a través de él. Cole utilizó hábilmente una línea diagonal para separar estas dos escenas contrastantes, creando una narrativa de naturaleza versus civilización. Cabe destacar que Cole también incluyó un pequeño autorretrato en primer plano, sentado con su caballete. ¿Puedes ver al pintor bien camuflado? Esta figura subraya la presencia del artista dentro del mundo natural que inmortaliza.

Asher Brown Durand, Kindred Spirits, 1836. Óleo sobre lienzo. Museo de Arte Americano Crystal Bridges.

Segunda parada: Asher Brown Durand y “Kindred Spirits” (1849)

Continuando nuestro viaje, nos encontramos con Asher Brown Durand. Con “Kindred Spirits”, el pintor nos guía hasta una cornisa en una de las gargantas de las montañas Catskill, donde, además del paisaje, aparecen representados Thomas Cole y William Cullen Bryant, un reconocido poeta y editor de la naturaleza. ¿Por qué este tema en particular?

Durand, primer discípulo de Cole y amigo íntimo de Bryant, creó esta pintura a petición de Jonathan Sturges, mecenas de ambos artistas. Sturges le regaló la pintura a Bryant en honor al elogio que el poeta pronunció durante el servicio conmemorativo de Cole en febrero de 1848. Basándose en una frase del séptimo soneto de John Keats, "O Solitude", Sturges le pidió a Durand que retratara a Cole y Bryant juntos como "espíritus afines" en el paisaje. En consecuencia, Durand adaptó su meticuloso enfoque a las formas naturales, como la cornisa rocosa y las ramas de los árboles que sobresalen, para sugerir las referencias poéticas de Keats al "observatorio de la naturaleza" y "las ramas cubiertas de pabellones".

Más allá de su importancia histórica, la pintura encarna la unión del naturalismo y la idealización, fundamentales en la estética de la Escuela del Río Hudson. La representación meticulosa de los elementos naturales, combinada con una visión idealizada de la naturaleza, refleja la armonía y la belleza que Durand y sus contemporáneos intentaron capturar en sus obras.

Jasper Francis Cropsey, Lago Greenwood, 1870. Pintura.

Tercera parada: Jasper Francis Cropsey y el lago Greenwood (1870)

Nuestro viaje continúa con Jasper Francis Cropsey, quien actúa como nuestro guía en el lago Greenwood. La pintura homónima captura la serenidad de un atardecer en el lugar antes mencionado, donde una paleta de colores rica y vibrante resalta las hojas rojas y doradas de los árboles.

Cropsey era famoso por su uso audaz y suntuoso del color, que, como miembro de primera generación de la Escuela del Río Hudson, empleó principalmente para representar temas otoñales que impresionaban a los espectadores con su vitalidad y brillantez.

En "Greenwood Lake", el artista también da voz a otra de sus creencias únicas: que los paisajes son la forma más elevada del arte y que la naturaleza representa una manifestación directa de Dios. Esta obra maestra no solo celebra la belleza natural de la región, sino que también refleja un profundo sentimiento patriótico por las cualidades agrestes e indómitas de los Estados Unidos.

Albert Bierstadt, Las Montañas Rocosas, Pico Lander, 1863. Pintura.

Cuarta parada: Albert Bierstadt y “Las Montañas Rocosas, el pico de Lander” (1863)

Albert Bierstadt nos lleva al pico Lander's Peak, en la cordillera de Wyoming, donde también podemos observar un campamento de indios shoshone, que aparece en primer plano en el cuadro. La elección del tema se debe a circunstancias particulares: el artista creó la pieza en 1863, basándose en bocetos realizados durante una expedición de 1859 dirigida por el coronel Frederic W. Lander en las actuales regiones de Wyoming y Utah.

Bierstadt, nacido en Alemania en 1830 pero trasladado a New Bedford, Massachusetts, a la edad de dos años, pasó muchos años de formación en Europa, debutando en 1858. Sin embargo, su éxito llegó después del mencionado viaje de 1859. Durante esta expedición, el artista quedó profundamente impresionado por los paisajes de las Montañas Rocosas, describiéndolos como "el mejor material para el artista en el mundo". No obstante, es importante destacar que la obra maestra en cuestión no representa un paisaje real sino más bien un lugar idealizado basado en la naturaleza, alterado por Bierstadt para lograr un efecto dramático.

Albert Bierstadt, Valle de Yosemite, 1864. Pintura.

Quinta parada: Albert Bierstadt y el “Valle de Yosemite” (1864)

Nos quedamos con nuestro guía Bierstadt para realizar una excursión al parque de Yosemite, el tema de "Valley of the Yosemite", una pintura creada después de su viaje de verano de 1863 a la costa oeste de los Estados Unidos con el escritor Fitz Hugh Ludlow. Durante el viaje, Bierstadt pasó varias semanas haciendo estudios al aire libre en el valle de Yosemite, utilizando estos bocetos como referencias para sus futuras pinturas, incluida "Valley of the Yosemite", completada en su estudio de Nueva York en 1864.

Bierstadt describió Yosemite como el "Jardín del Edén en América" y pintó escenas idealistas de la naturaleza norteamericana, retratándola como algo completamente intacto por los seres humanos. De hecho, "Valle de Yosemite" presenta una escena idílica con un grupo de ciervos deambulando pacíficamente en primer plano, mientras la puesta de sol proyecta un resplandor amarillo anaranjado sobre todo el paisaje, representado en el estilo luminista típico de Bierstadt.

Dato interesante: esta obra maestra, al ser de menor escala en comparación con sus otras escenas panorámicas, a menudo se considera un boceto de su pintura mucho más grande, "Mirando hacia el valle de Yosemite, California", creada un año después en 1865.

Carleton Watkins, Half Dome, Yosemite, 1865. Fotografía.

Sexta parada: Carleton Watkins y “Half Dome, Yosemite” (1865)

Siguiendo con Carleton Watkins, pionero de la fotografía de paisajes, su imagen "Half Dome, Yosemite" muestra la majestuosidad de la formación rocosa más famosa del parque. La fotografía, tomada por Carleton Watkins e impresa por Isaiah West Taber alrededor de 1870, es un claro testimonio de cómo este lugar se convirtió en uno de los temas favoritos del artista. Las imágenes de Watkins influyeron significativamente en la decisión del Congreso de los Estados Unidos de preservar el valle como Parque Nacional.

Retrocediendo en el tiempo, fue en julio de 1861 cuando Watkins tomó una decisión que definiría su carrera: viajar a Yosemite con su gigantesca cámara de placas y una cámara estereoscópica. El artista concluyó su viaje con treinta gigantescas placas y cien negativos estereoscópicos, que se exhibieron en Nueva York en la Galería Goupil en 1862, recibiendo elogios de la crítica, incluido el New York Times. ¿A qué se debió tal éxito? Las obras de Watkins representan algunos de los primeros ejemplos de fotografía de Yosemite vistos en la Costa Este de los Estados Unidos.

Thomas Moran, El Gran Cañón de Yellowstone, 1872. Pintura.

Séptima parada: Thomas Moran y “El Gran Cañón de Yellowstone” (1872)

Recorremos ahora el vasto y salvaje paisaje del Parque Nacional de Yellowstone con Thomas Moran, cuyo cuadro nos lleva a contemplar el majestuoso Gran Cañón. Pero ¿cómo llegó a familiarizarse tanto con la zona como para guiarnos?

En 1871, Moran participó en una expedición liderada por Ferdinand Vandeveer Hayden que exploró la zona destinada a convertirse en el Parque Nacional de Yellowstone. El artista pasó varios días dibujando el Gran Cañón desde varias perspectivas. Es importante destacar cómo el informe detallado de Hayden sobre la expedición, que incluía bocetos y pinturas de Moran, así como fotografías de William Henry Jackson, convenció al Congreso de preservar la zona como parque nacional. De hecho, poco después, en marzo de 1872, el presidente Ulysses S. Grant firmó la ley que protegía el Parque Nacional de Yellowstone, creando así el primer parque nacional del mundo.

Volviendo a la obra de arte, la obra maestra ofrece una visión idealizada de la topografía del Gran Cañón de Yellowstone a finales del siglo XIX. La atención del espectador se centra en el río que fluye, que parece minúsculo en comparación con el vasto paisaje rocoso. Aunque la composición, rica en abetos y pinos, sugiere un entorno primigenio intacto por la civilización, se pueden ver cuatro figuras, entre ellas un nativo americano, en primer plano como testigos de la majestuosidad de la naturaleza.

Thomas Moran, El abismo del Colorado, 1874. Pintura.

Octava parada: Thomas Moran y “El abismo del Colorado” (1874)

Nuestro viaje por el Gran Cañón continúa con Thomas Moran, esta vez con su obra maestra "El abismo del Colorado", completada entre 1873 y 1874, nacida de su exploración con el mayor John Wesley Powell.

El tema está representado en una dramática escena de tormenta: el lado izquierdo de la pintura está envuelto en nubes oscuras y amenazantes, mientras que el lado derecho está iluminado por un cielo más claro, lo que crea un fuerte contraste cromático. Este efecto no solo demuestra la capacidad de Moran para representar condiciones atmosféricas dinámicas, sino también la grandeza y el peligro del paisaje natural.

Una vez más, la obra de Moran subrayó la belleza prístina y primordial del Oeste americano, desempeñando un papel importante en la promoción de la conservación de estos paisajes naturales. "El abismo del Colorado" fue adquirido por el Congreso de los Estados Unidos por 10.000 dólares y exhibido en el vestíbulo del Senado. Actualmente, la pintura se encuentra en el Museo Smithsonian de Arte Americano.

Ansel Adams, Despejando la tormenta invernal, 1944. Fotografía.

Novena parada: Ansel Adams y “Clearing Winter Storm” (1944)

Los dos últimos destinos de nuestro viaje contarán con el mismo guía: ¡Ansel Adams! El fotógrafo es el autor de "Clearing Winter Storm", una imagen icónica que captura el ya mencionado Parque Nacional de Yosemite. La imagen en blanco y negro transmite plenamente la majestuosidad y el dramatismo de la naturaleza, mostrando las montañas cubiertas de nieve que emergen de las nubes de tormenta, creando una atmósfera etérea y misteriosa. De hecho, la hábil composición de Adams utiliza el contraste entre sombras profundas y luces brillantes, enfatizando la inmensidad y la belleza prístina del paisaje natural.

No es casualidad que las fotografías de paisajes de Adams sean conocidas por su intensa carga emocional, que confiere a las imágenes fuerza y profundidad. Ésta cobra vida a través de una larga búsqueda, cuyo objetivo final es mostrar la belleza de la naturaleza y poner de manifiesto los peligros del consumismo y de un estilo de vida poco respetuoso con el medio ambiente. Gracias a su obra, todavía podemos admirar los grandes parques naturales tal y como eran antes de la llegada del turismo de masas.

Dato interesante: A los 14 años, Adams recibió su primera cámara durante una visita al Parque Nacional de Yosemite, evento que marcó el inicio de su carrera fotográfica.

Ansel Adams, Álamos, norte de Nuevo México, 1958. Fotografía.

Décima parada: Ansel Adams y “Aspens, Northern New Mexico” (1958)

Antes de regresar a casa de nuestras vacaciones americanas, Adams quiere mostrarnos Nuevo México, capturado en la fotografía "Aspens". ¿Cómo nació esta fotografía en blanco y negro? Un ejemplo clásico del estilo del artista a la hora de capturar la belleza y la esencia de los paisajes americanos, la obra maestra fue creada durante un viaje de regreso desde Canyon de Chelly, Arizona, en el otoño de 1958. Durante el viaje, Adams observó un bosque de álamos temblones en Nuevo México y le impresionaron especialmente sus hojas doradas; decidió detenerse rápidamente y fotografiar la escena. El artista describió ese momento de la siguiente manera: "Estábamos a la sombra de las montañas al norte de Santa Fe, la luz era fresca y tranquila, y no había viento. Los troncos de los álamos eran ligeramente verdosos y las hojas eran de un amarillo vibrante. El suelo del bosque estaba cubierto por una maraña de maleza rojiza. Todo estaba muy tranquilo".

Aunque inicialmente pensó en tomar una fotografía en color, Adams optó por el blanco y negro, lo que le permitió realzar el contraste entre las sombras del bosque y las hojas de los árboles. El artista también explicó que la mayoría de los observadores pensaron que la imagen fue tomada en una escena iluminada por el sol, mientras que en realidad representaba la luz difundida desde el cielo y reflejada por nubes distantes. Esta observación pone de relieve cómo Adams utilizó su estilo para trascender la simple representación de la realidad física, invitando a los espectadores a una respuesta emocional y contemplativa.

¡Que tengas un regreso seguro de tus vacaciones en Estados Unidos!


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