Jacques Soulard es un escultor francés contemporáneo conocido por su expresión apasionada y su enfoque sin complejos del arte. Su inclinación hacia la franqueza revela a un artista decidido que abraza la libertad en sus esfuerzos creativos.
Utilizando arcilla de modelado irregular, que va desde barro hasta residuos endurecidos, Soulard amasa y manipula el material en grandes contenedores, permitiendo que sus gestos se desarrollen sin premeditación ni limitaciones de tiempo. A medida que recoge el material suave en el marco, comienza el proceso de modelado, guiado por la interacción de la luz y la perspectiva antes de tomar la elección final del color.
La interpretación de las obras de Soulard se vuelve cada vez más enigmática cuanto más se intenta descifrarlas. Más que presentar temas claros, su arte sirve como reflejo de su relación con su identidad como artista. Para Soulard, el dominio sobre el material está entrelazado con el dominio de uno mismo, y el gesto de creación sirve como un acto de experimentación más que de estricta ejecución o control. Sus trazos y acciones espontáneas dan como resultado composiciones que evitan la obviedad en favor de una apariencia cruda, desprovista de cualquier sentido de censura.
En su práctica artística, Soulard se involucra en un estudio del comportamiento personal, explorando sus impulsos y reacciones antes de confrontarlos con la realidad de sus creaciones. A través de este proceso, navega por las complejidades de su oficio, aceptando la incertidumbre y permitiendo que su trabajo hable por sí mismo, sin restricciones convencionales.