Delarivière es el pseudónimo de Elder J. Ríos Rojas. En realidad, simplemente se trata del ·alter ego· de un diletante, apasionado por todas las disciplinas artísticas, humanas y estéticas, y, principalmente, por el dibujo y la pintura. Este aficionado se embarcó, hace ya casi tres décadas, en este gran navío del arte, y este viaje artístico lo ha concebido siempre como una expresión personal donde explora sus mundos internos, y es sólo a través del arte, que se cree capaz de darle forma a tales mundos, pues, en él, intenta dar forma a sus sueños y visiones desde lo que es esencialmente humano, es decir, el mundo espiritual; el cual considera el paliativo o la catársis para afrontar la existencia mundana. Estas visiones son ciertamente extraidas del subconsciente, de aquella especie de "Anima Mundi" que dialóga con la esencia de nuestro espíritu por medio de arquetipos bien arraigados en la profundidad de los sentidos, donde yacen ocultos de la profanación del mundo externo y efímero. No obstante, también es cierto que el mundo palpable da materia a la creatividad de las obras. En el caso de Delarivière, se inspira en temáticas bastante remanidas del catálogo de los símbolos, la emblemática y la alegoría; por tanto, no cabe duda que una de sus mayores influencias son los pintores de temáticas o gustos simbolistas y esteticistas, así como todas aquellas ramas del saber envueltas en el misterio y la espiritualidad (la cábala, el esoterismo, el mito, la leyenda, el mundo férico, la fantasía... etc.). Sin embargo, debido a sus estudios en filología clásica y románica, también se siente atraido por el mundo antiguo y la pintura renacentista y academicista.
Delarivière tuvo gran interés por el arte desde muy temprana edad, por tanto, su primer contacto con el dibujo lo obtuvo de su padre, un dibujante técnico que no tenía una óptica artística sobre esta disciplina, a pesar de ello, le enseñó sobre el rigor de la línea y el trazo. No es sino más adelante, en su juventud, que se inscribe en el taller de dibujo y pintura del artista plástico Marco Ranfagni, quien se desempeñó alguna vez como restaurador de arte en la galería Ufizzi en Italia; como aprendiz de este maestro, en su taller particular, instalado en Venezuela, Delarivière aprendió casi todos los rudimentos del dibujo y de la pintura, dentro de una visión más artística. Después de la muerte de su maestro, continuó su formación dentro de distintas academias e institutos de arte, sobre todo en la Escuela de Artes Visuales Rafael Monasterios, donde fue alumno, entre otros, del acuarelista Pierre Desenne y del profesor de pintura Esmelys Jiménez. También tuvo breves instancias en talleres libres en la Escuela de Artes Plásticas Arturo Michelena y en la Escuela de Artes Visuales Cristóbal Rojas. Hoy día, se desempeña como profesor impartiendo clases de pintura y dibujo artístico en las instalaciones del Museo Contemporáneo Mario Abreu y en su propio taller.