¿Qué te inspiró a crear obras de arte y convertirte en artista? (acontecimientos, sentimientos, vivencias...)
Desde muy joven el arte ha estado conmigo. Mi primera influencia artística viene de mi padre. Un acontecimiento en particular tuvo un profundo impacto en mí: un dibujo que hizo para mí de un lobo. Fue tan preciso y realista que me asustó tanto como me fascinó. Esta vívida imagen del lobo nunca me ha abandonado.
En casa, los cómics estaban por todas partes: mi madre y mi padrastro siempre los tenían y yo los devoraba, ya fuera Mickey Mouse, Pif (que mi madre me leía cuando era pequeño) o clásicos como Astérix y Obélix. Esta lectura alimentó mi imaginación, mi gusto por el arte, los juegos de palabras y los colores, afinando así mi sensibilidad visual y narrativa.
Cuando era niño, tuve un muy buen amigo que era un verdadero genio del dibujo. Desde la escuela primaria dibujaba con una habilidad impresionante, como si poseyera un lápiz mágico. Más tarde, se convirtió en un arquitecto de gran prestigio, lo que demuestra su talento excepcional. Su forma de dibujar me inspiró profundamente.
Los cómics clásicos –Blueberry, Valérian, Natacha y también Gastón de Franquin– han afinado mi sentido crítico y enriquecido mi cultura visual. El humor de Gastón y la profundidad de Blueberry, gracias en particular al extraordinario trabajo de Moebius, tuvieron una gran influencia en mí.
A pesar de todas estas influencias, no tenía previsto convertirme en artista; Este camino ha ido tomando forma con el tiempo.
Después de más de veinte años trabajando en la producción de vídeos para televisión, mi situación profesional se deterioró, en parte porque trabajaba por cuenta propia y las oportunidades eran cada vez más escasas. Para mantenerme, tuve que trabajar como conductor y conducir taxis por la noche. Fue durante este período cuando sentí una creciente necesidad de pintar: la pintura se convirtió para mí en un medio de escape y expresión, un escape de un mundo laboral que ya no me convenía.
Un amigo cercano, que vio mi pasión, talento y compromiso, me brindó apoyo financiero y me animó a seguir mis instintos y alcanzar mi potencial. Ella empezó a comprarme equipos de mejor calidad. Ella creyó en mi trabajo e invirtió en mí: ella fue el detonante de mi compromiso artístico.
¿Cuál es tu formación artística, las técnicas y los temas con los que has experimentado hasta la fecha?
Mi viaje artístico no siguió el camino convencional. Antes de dedicarme de lleno a la pintura, pasé diez años como jefe de pedidos en empresas alemanas, un trabajo que no me gustaba mucho debido a un entorno jerárquico y relacional que no se adaptaba bien a mi personalidad, a pesar de un cierto espíritu de equipo.
Al mismo tiempo, la pintura siempre ha sido parte de mi vida. Incluso durante este período, me tomé el tiempo para pintar en papel Canson u otros soportes, una verdadera salida que me permitió evadirme y reconectarme con mis emociones, especialmente como padre.
Actualmente trabajo exclusivamente en óleo sobre grandes formatos, lo que me permite explorar plenamente el material, la textura y los colores. Experimento en particular con la pasta para dar relieve y profundidad a mis lienzos, y el óleo de gran formato se ha convertido en mi medio de expresión preferido, ofreciéndome una inmersión total en el proceso creativo.
¿Cuáles son los 3 aspectos que te diferencian de otros artistas y hacen que tu obra sea única?
Interés por la condición humana y el enfoque introspectivo de los retratos: mi trabajo explora el mundo interior de los personajes, capturando momentos íntimos y reflexivos para sacar a relucir la emoción cruda.
El uso de colores brillantes, empastos y brillos para crear una fuerte textura y presencia: busco transmitir una energía intensa a través de mis elecciones de color y mi técnica, especialmente con la adición de brillo que realza mis pinturas sin ser vulgar.
Mi experiencia en el mundo del cine: Mi formación en producción de vídeo me inspira e influye en la forma en que compongo mis obras como escenas de películas, contando una fuerte historia visual.
Además, inventé el término “imrealismo”, una fusión de impresionismo y realismo, que resume perfectamente mi enfoque de los personajes y las escenas callejeras.
¿De dónde viene tu inspiración?
Mis inspiraciones vienen de todo lo que me rodea: imágenes, ideas y pensamientos que pasan constantemente por mi mente, a veces desencadenados por un encuentro, un momento particular o un simple detalle de la vida cotidiana. Soy particularmente sensible a las emociones que despiertan las personas y los momentos de la vida, y mi mirada busca constantemente esas pequeñas cosas que nos tocan sutilmente.
Esta fuente inagotable se enriquece con las influencias del cine, la música y la historia del arte, que juegan un papel determinante en el modo en que compongo mis pinturas, como un lenguaje universal traducido por la forma y el color.
¿Cuál es tu enfoque artístico? ¿Qué visiones, sensaciones o sentimientos quieres evocar en el espectador?
Busco capturar el alma de las personas que represento y transmitir una emoción cruda y auténtica. Mis obras, particularmente mis pinturas recientes de bailarines, exploran la gracia y la energía del movimiento jugando con la luz y el material. Quiero que cada lienzo cuente una historia e invite al espectador a sentir una conexión íntima con el tema, transportándolo a un universo donde la emoción prima sobre la simple representación.
¿Cuál es el proceso de creación de tus obras? ¿Espontáneo o con un largo proceso preparatorio?
Mi proceso creativo es más bien premeditado. A menudo tengo una idea en mente con varios días de antelación –a veces uno o dos días antes de empezar– y algunas obras requieren una cuidadosa consideración. Le doy mucha importancia a hacer un boceto a lápiz muy preciso, porque me tomo el tiempo para reproducir meticulosamente lo que veo.
Al principio de mi práctica, pintaba de una sola vez, color por color, sin esperar a que el óleo se secara, lo que me permitió crear un estilo bien definido que fue muy popular. Este trabajo se realizó durante varios días (entre cinco y seis días por cuadro).
En mis últimos trabajos, añadir brillantina requirió una tarea específica: primero aplicar el pegamento y luego colocarlo con cuidado sobre la superficie elegida. Este proceso requiere armonización para que el brillo del glitter se mezcle perfectamente con la pintura.
¿Utiliza alguna técnica de trabajo concreta?
Trabajo al óleo sobre grandes formatos, aplicando la pintura con una técnica de empasto que da a mis lienzos una textura viva. Recientemente, he incorporado el uso de purpurina en mis obras para crear reflejos y jugar con la luz desde diferentes ángulos.
¿Hay algún aspecto innovador en tu trabajo?
Mi uso de materiales y colores saturados (brillantes e intensos) crea una textura rica y una intensidad visual única. Trabajo exclusivamente con pintura al óleo, sin utilizar agua, disolventes ni diluyentes, lo que hace especialmente difícil su aplicación, sobre todo cuando la pintura es muy espesa. No creo una línea con una sola pincelada, sino que superpongo varias pinceladas para obtener la textura rugosa y el efecto deseado.
¿Tiene usted algún formato o medio con el que se sienta más cómodo?
Empecé con formatos pequeños como todo el mundo, pero hoy en día prefiero trabajar en formatos grandes, generalmente 100 x 140 cm, o incluso hasta 160 x 120 cm para determinadas obras. Estas dimensiones me permiten una mayor libertad de movimientos y una inmersión total en la obra. Sin embargo, transportar estas obras puede resultar complicado, sobre todo con un coche de dimensiones modestas, por lo que actualmente prefiero formatos en torno a 100 x 140 cm.
¿Donde produces tus obras?
Produzco mis obras en mi sala de estar, que mide aproximadamente 32 m². Este espacio, aunque no está diseñado específicamente para pintar, es mi espacio creativo. Cada sesión requiere reorganizar el espacio, preparar los lienzos, colores y materiales, lo que lleva tiempo y motivación. No es el entorno ideal de un taller dedicado y, a veces, la configuración me parece restrictiva. Sin embargo, he demostrado que es posible crear hermosas obras incluso en un espacio modesto, aunque un estudio dedicado me permitiría trabajar con más tranquilidad.
¿Su trabajo requiere que usted viaje?
De hecho mi trabajo me lleva a viajar, principalmente en busca de inspiración. Como parisina, vuelvo periódicamente a París, sobre todo a principios del verano, para inspirarme. Fotografío allí a gente y escenas callejeras, redescubriendo la ciudad como un turista, a pesar de que crecí allí. Estas salidas me permiten explorar lugares que no estaba acostumbrado a visitar, enriqueciendo así mis obras. Además, ya he tenido la oportunidad de viajar para asistir a exposiciones y espero que estos viajes se sigan desarrollando en los próximos años.
¿Cómo imaginas la evolución de tu obra y tu carrera como artista en el futuro?
Para mí la evolución es esencial en el recorrido de un artista. No debemos estancarnos ni contentarnos con reproducir constantemente lo mismo, incluso si esto puede garantizar cierta fama. Un artista debe saber interrogarse, según sus deseos y su voluntad de renovación, y no hay nada malo en explorar nuevos temas o cambiar completamente de dirección. Esta capacidad de evolución es parte integral de mi planteamiento artístico, al igual que mi experiencia en vídeo, donde cada tema era diferente y enriquecido por diversas vivencias. Estoy constantemente buscando experimentar y reinventarme.
¿Cuál es la temática, estilo o técnica de tu última producción artística?
Hasta ahora he trabajado principalmente con bailarines. Recientemente pinté un retrato de Catherine Deneuve con su vestido “color de luna”, inspirado en la película Piel de asno, una película que marcó mi infancia, sobre todo gracias a la música de Michel Legrand y al trabajo de Jacques Demy. Este retrato es una mezcla de pintura y brillantina, un trabajo que me llevó varios meses. El vestido, con su efecto plateado, constituye el elemento central de la obra. Desde hace unos seis meses estoy experimentando con purpurina, una técnica que provoca reacciones mixtas: a algunos les gusta el aspecto brillante, mientras que otros son menos sensibles a ella. En cualquier caso, soy un defensor del brillo, que utilizo con cuidado para aportar algo nuevo y cautivador a la pintura.
¿Nos puedes contar cuál fue tu experiencia ferial más importante?
Una de mis primeras exposiciones importantes tuvo lugar en Metz, Francia. Fue una verdadera aventura salir de Múnich con unos cuantos cuadros de formato mediano para mi primera exposición. Al no tener experiencia, estaba algo nervioso, pero al ver mis obras colgadas una al lado de la otra entre las de unos treinta o cuarenta expositores más, sentí que mis pinturas eran interesantes, incluso hermosas, y que no estaba por debajo del nivel de los demás artistas. Esta sensación me tranquilizó enormemente, sobre todo porque, a lo largo de un fin de semana, los visitantes votaron por sus obras favoritas y tuve la suerte de ganar el segundo premio.
Si pudieras crear una obra famosa en la historia del arte, ¿cuál elegirías? ¿Y por qué?
Un cuadro que tuvo un gran impacto en mí durante mi infancia fue uno de los payasos tristes de Bernard Buffet, que mis padres habían clavado en un mueble a los pies de mi cama. Lo veía constantemente, y aunque no sé si lo amaba en ese momento, se convirtió en una imagen indeleble en mi subconsciente. Hoy en día todavía aprecio el trabajo de Bernard Buffet.
Además, El origen del mundo de Gustave Courbet habría sido una obra que me hubiera gustado crear, con toda la provocación y belleza que implica, porque es una de las representaciones más bellas del sexo femenino. También creé mi propia versión moderna y abstracta de esta obra, tomando menos riesgos (por ejemplo, pintando un triángulo en el medio) para modernizar el tema sin resultar demasiado impactante.
Si pudieras invitar a cualquier artista famoso (vivo o muerto) a cenar, ¿quién sería? ¿Cómo pasarías la noche con él/ella?
Me hubiera encantado cenar con Edgar Degas para hablar de sus bailarines, cuya capacidad para capturar el movimiento y la luz resuena profundamente con mi propio trabajo. También me gustaría compartir un momento con Van Gogh, a quien considero uno de los maestros del impresionismo, un artista de intensa sensibilidad, a veces sufriente, pero cuya visión me inspira enormemente.
Entre los artistas masculinos, Toulouse-Lautrec también ocupa un lugar especial: descubrí, antes de la muerte de mi abuela, que era su pintor favorito. Más allá de esta conexión personal, su recorrido es fascinante: vivió en una época vibrante, marcada por la prostitución, las mujeres hermosas, la música y el cancán francés. A pesar de su físico poco atractivo, fue capaz de transformar sus debilidades en fuerza artística, transcribiendo la belleza de su universo con colores increíbles.
Sin embargo, si tuviera la opción, preferiría compartir esta cena con una mujer. Mi elección sería Berthe Morisot, cuyo enfoque muy femenino de la pintura, con escenas de la vida aparentemente banales pero muy bellas y sensibles, me conmueve particularmente. Admiro el aspecto romántico e íntimo de sus obras.