Añadido el 16 ago 2023
Si me dan a escoger entre mi licenciatura y mi oficio, sin duda, me quedo con el segundo.
La academia puso programaciones mentales erróneas, que aún estoy trabajando para eliminar de mi sistema de creencias, que si los grandes maestros fueron todos hombres, que si estarás muy bien preparada para trabajar en cualquier empresa (mil veces 🤮) y al final tomé mis conocimientos y los adapté a mi verdadera vocación. Y como no me creí el cuento de los grandes hombres, me puse a investigar.
Leí, leí y al fin me fui encontrando con figuras como Hildegarda de Bingen, monja alemana que allá por el 1100 se dedicó, entre otras muchas cosas a ilustradora, iluminadora como se decía en su época, de libros, casi todos propios.
Pionera en la notación y compositora, escribió sobre medicina natural preventiva y curativa, invento un lenguaje completo, por supuesto teóloga, un seguro de vida para muchos en esos tiempos oscuros, naturalista, botánica, también escribió algunos libros sobre nutrición y hasta algunos libros de recetas de cocina y en cada disciplina que estudió y experimentó, nos dejó una herencia fascinante.
La pintura de Hildegarda, cargada de simbología religiosa, sirvió de base para muchos artistas que la precedieron, desde la baja edad media hasta el renacimiento.
Su legado es tan enorme y en tantas disciplinas que es comparable con el legado de Da Vinci, unos 400 años después que ella, sin embargo, existe un desproporcionado “tratamiento” que dan las instituciones a los artistas en base a su género. El resultado: todos hemos escuchado algo sobre Da Vinci, que es unos de los principales referentes en el arte y hasta en la cultura popular. Y ella es prácticamente desconocida, salvo en algunos círculos muy cultos.
Su creación, probablemente la más popular hasta la fecha, es la elaboración de la cerveza tal como la conocemos y saboreamos hoy. Durante más de 3000 años se había producido, pero ella le agregó lúpulo, que entonces se creía era una hierba mala, pero esta inteligente mujer descubrió sus propiedades conservadoras, que le aportan su característico aroma y sabor.
Leer sobre ella me ha llenado tanto de motivación, que la quise compartir contigo y, si te parece, platicamos en otra ocasión de otras grandiosas maestras que me encontré en mi viaje en el tiempo literario, allá por el renacimiento.
Y, ¡salud por Hildegarda!
Gracias por leerme.![](https://www.artmajeur.com/media/cache/resolve/standard/i/n/indhira-pintora/article/ilustracion-sin-titulo-4-1-768x543.jpg)
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