Fedat
MARIPOSA DE CHUANG TZU
Hacia el 300 a. de C. (la fecha es imprecisa) el filósofo chino Chuang Tzu compuso su obra, que constaba de treinta y tres capítulos. En el capítulo segundo se puede leer: Antiguamente Chuang Tzu soñó que era mariposa. Revoloteaba gozosa. Era una mariposa y andaba muy contenta de serlo. De pronto se despierta. Era Tzu y se asombraba de serlo. Ya no le fue posible averiguar si era Tzu que soñaba ser mariposa o era la mariposa que soñaba ser Tzu. Ese limbo, esa dualidad que socava aquello que denominamos “realidad”, es una experiencia común a muchas personas; no es difícil identificarse con el relato onírico del filósofo, no es difícil imaginar esa fractura que suele acompañar el entresueño.
La obra pictórica de Marilyn Duarte asume e integra esa frontera. Allí encontramos representados a una multitud de seres naturales mezclados con las fantasías oníricas de la autora, allí encontramos también a la mariposa de Tzu, símil y símbolo de uno de los lados posibles de la realidad. Símbolo doblemente eficaz, si recordamos que para los antiguos griegos el alma (Psique) era equivalente a la metamorfosis de la mariposa. La mariposa pintada de manera naturalista por Marilyn es también alegoría de la Quietud de los taoístas, y siempre aparece en actitud reposada Fluyendo sobre fondos de rítmica gestualidad, o atmósferas abstractas de perturbadora profundidad.
En la obra de Marilyn Duarte confluyen, pues, estos dos mundos de forma poética, dos realidades que invitan a la contemplación y a una doble vivencia.
Mariano Esquivel